domingo, 3 de abril de 2016

Así nomás.


Es horrible cuando pierdes o te roban algo. Un billete, las llaves, el ipod, los lentes, la chamarra. Es horrible porque no sólo se pierde lo representa el objeto al que uno está apegado (a veces mucho) se pierden también las horas de trabajo invertidas para adquirir el susodicho objeto.

Ayer me robaron mi mochila con mis lentes (que ya llevaban conmigo como 5 años) y mi ipod. Ambas cosas me encantaban, me servían. Sentí horrible cuando mi mochila no estaba donde la dejé. Me sentí estúpida, enojada y con ganas de regresar el tiempo. Pregunté a un "guardián de la ley" que estaba haciendo rondines por la zona y me dijo que no había visto nada... yo creo que fue él, no sé por qué pero sentí su mirada extraña... tal vez sólo sean mis ganas de encontrar a un culpable.

Esta sensación extraña de la pérdida se junta con todas las demás que ya traía arrastrando. Soy un remolino de pensamientos, ideas y emociones y no sé bien qué hacer con ellas.... Hay veces en las que quisiera meterme en una cueva y no salir jamás. Apagar mi cerebro, dejar de pensar y sentir.

Siempre me he considerado una persona muy positiva, amiguera y en extremo alegre aunque últimamente  lo de alegre no me viene tanto. Hace 7 años empecé una relación que empezó siendo de ensueño. Lo conocí en la escuela y al instante empecé a sentir cosas lindas cuando estaba cerca. Poco a poco nos fuimos acercando y desde entonces nuestra historia se ha ido escribiendo.

Recuerdo la sensación de empezar con alguien, esas ansias locas de estar con la persona tooodo el tiempo, de escuchar su voz. Las mariposas revoloteando en el estómago, corazón, cabeza y todo el cuerpo.  Siete años. Casi el mismo tiempo que dejé de escribir a menudo, casi el mismo tiempo que dejé de hacer música, que dejé de estar sola. Poco a poco nustras rutinas se fueron haciendo una, los amigos eran comunes y nadie tenía nadie "suyo".

Soy hija única, la soledad ha formado parte de mi existencia desde que fui concebida, me gusta LO NECESITO. Él no siente lo mismo. Venir de una familia problemática -donde el "amor de pareja" y estabilidad sólo duraban breves instantes; donde los gritos, peleas y amenazas de separación eran pan de cada día y mamá no hacía nada sin la aprobación de papá- ha forjado dos personas (hermana y él) en extremo inseguras, incapaces de ver que la felicidad no depende de otras personas sino que viene  de uno mismo. Él no sabe estar solo, ni quiere aprender. Siento que me asfixio, siento que mi alma se muere. Cuando empecé a sentirme así se lo dije, le dije que no debíamos estar todo el tiempo juntos porque las personas se desgastan, porque es sano estar separados. Le dije que era necesario que yo pasara tiempo sin él. Sólo asintió, sólo me dijo que lo entendía. No cambió nada. Lo dije mil veces más. Lo dije gritando, lo dije llorando, lo dije calmada, lo dije feliz. Con el tiempo asentir quedó atrás. Empezó a decir que yo no quería estar con él, que lo quería abandonar. Le dije que no, que lo amo y que no por querer estar sola o sin él iba a dejar de sentir lindo por él. Asintió de nuevo.

Nos mudamos juntos, otra ciudad, otro aire y fuera de casa de mamá. Yo igual sentía asfixia. Buscamos trabajo y encontré uno rápido. Él movió tierra, mar y cielo por tener el mismo turno que yo porque "no tiene caso vivir juntos si no nos vamos a ver". Frustración, aceptación.

-Necesito tiempo sin ti.
-No nos vemos cuando trabajamos.
-No es lo mismo.

Poco a poco me fui dando cuenta que su inseguridad es mucho más grande de lo que pude haber imaginado en un principio.

-Necesito tiempo sin ti.
-No nos vemos cuando trabajamos.
-NECESITO ESTAR SOLA.

En mi área laboral predominan los hombres, no tengo problema, siempre me he llevado mejor con los del sexo opuesto, me va bien su forma de ser, no son tan problemáticos. En el trabajo siempre tengo un favorito, alguien con quien me llevo mejor que los demás y con quien platico de mil y un estupideces. Cuando llegaba a casa contaba mi día y su cara iba cambiaba cuando mencionaba al "favorito". Al principio me jactaba que él no era celoso. Que me dejaba ser y hacer, ir y venir. No es así, no necesita prohibirme o negarme algo para no dejarme ser ni hacer, basta con una mirada o un simple comentario"inofensivo" o "en broma".

-¿Te gusta verdad?
-No.
-¡Tú le gustas!
-Tú dices que a todos les gusto
-¿Cómo no les vas a gustar? Eres muy linda y buena onda. Eres coqueta (WTF)


Con el tiempo dejé de contarle mis cosas para evitarme las preguntas incómodas que muchas veces terminaban en frustración y enojo de mi parte intentando hacerle entender que NO lo voy a cambiar, que NO me gustan todos y que lo escogí a Él. Tiene tanto miedo a que le sea infiel, que lo deje, que tenga aventuras, que lo cambie por otro más guapo/inteligente/con dinero. Dice que para mí sería muy fácil encontrar a alguien rico y guapo. Yo le digo  que tal vez aunque no me interesa. Pero ya me cansé. Ya me cansé de explicar. Ahora ya no tengo trabajo, al menos no uno "normal". Trabajamos por nuestra cuenta y nos va bien, financieramente. Volvemos a estar juntos TODO el tiempo.

-Sólo quiero que seamos felices.
-¿Seamos? O que sólo tú seas feliz. Eres egoísta y sólo piensas en estar bien. Yo necesito soledad para ser feliz y como tú te sientes mal cuando no estás conmigo prefieres que yo sufra porque tú no sientes lo que yo.

NO SOY FELIZ, NO SOY FELIZ, NO SOY FELIZ CONTIGO, ODIO CÓMO SOY CUANDO ESTOY CONTIGO. NO QUIERO SER COMO TUS PAPÁS. NO QUIERO SER COMO TODOS LOS MATRIMONIOS "FELICES" DE 45 AÑOS. NO QUIERO SER ASÍ. NO VOY A SER ASÍ

Tuvimos una crisis muy fuerte hace poco y ambos quedamos en que vamos a tomar terapia, él sabe que es celoso y que no está bien. Sabe que a veces imagina cosas que no están ahí. Yo se que no es su culpa, me consta que quiere cambiar y no sabe cómo. También se que a veces soy super desagradable con él y no es justificación pero es que estoy harta de él aunque eso no quiere decir que he dejado de amarlo.Ya no se si lo amo, sólo que estoy cansada de su voz, de su forma de ser , de cómo azota las puertas y que nunca apaga las luces. Exagero ya lo sé y por eso necesito tiempo sin él para extrañar sus ruidos y sus halagos, o tal vez no.  También necesito tiempo  conmigo, con mis letras y mi música. Se que han sido años los que no me he sentido feliz o plena con él a solas, digo a solas porque cuando estamos con más personas es distinto, no hay esos celos ni ese lloriqueo constante de "no me quieres" "ya no me quieres abrazar", etc. y me cae muy bien, me hace recordar por qué lo quise. Me gusta como es así sin inseguridades, me gusta cómo lo quiere mi familia y cómo se lleva con mis amigos, me gusta que quiera viajar conmigo y que sea súper ubicado.

Quiero ser feliz, quiero sentirme libre.

Sólo que ahora sufro y necesito paciencia.

canción recomendada:

miércoles, 30 de marzo de 2016

La vida acá....Capítulo: "El Pueblito"

Aleatorio.


Desde la azotea en la casa del Pueblito.
Hoy salí a practicar aro y Mora me acompañó. Fui a un parque cercano a la casa, es parecido a una privada (de Coapa/Bosques de Aragón o Tasqueña) con callejoncitos, sólo que en estos hay muchos niños jugando afuera. Yo estaba en el callejón más recóndito practicando cuando veo una pandilla de niños en bicicleta, estaban muy felices echando retas. Entre ellos estaba Andrés. Andrés se enamoró de Mora desde que la vio (la había visto una vez antes de esta ocasión). Dijo "pidos"y se acercó corriendo a Moronga. Intentamos jugar a perseguirla, pero "la señorita" no reconoció muy bien a Andrés y se asustó. Tranquilizamos a la perra y el niño se presentó (con Mora), por segunda vez. Los amigos de Andrés lo apuraron para que volvieran a la pista de competencias. Con un poco de pesar Andrés regresó a su bici a proseguir la contienda. De nuevo me puse a practicar. Giro, giro.

-¡Morita!

¡Andrés se acerca a toda velocidad y Mora para la oreja! El niño fue a decirle a sus amigos que ya no quería jugar y se dirige hacia nosotras. Se acercó a la perra y la acarició muuucho tiempo mientras platicábamos. Entre otras cosas, me contó de dos perros que tuvo y cómo lloró cuando se los llevaron, también me explicó -muy serio- la razón por la cual los perros comen pasto. Entre la platica salió a relucir que en su casa había una perrita que se llama Candy. Candy es un chihuahua que les regalaron cuando tenía 2 meses y no sale mucho a la calle.Decidió ir por ella a su casa y corrió a toda velocidad. Regresó acompañado de una minúscula criatura casi del tamaño de una paloma. Me fui acercando poco a poco mientras Candy me miraba emocionada sin saber qué hacer, la toqué y se puso loca, buena onda loca. La verdad para ser un chihuahua es bastante amable y nada neurótica, hizo migas con Mora y jugaron a perseguirse, nos pusimos a jugar con ellas. Estuvo divertido.

Me llama la atención la facilidad con la que hablo con Andrés, tiene como 8 años, me habla de usted y dice las cosas con la frescura característica que tiene la infancia. No sé, los temas salen y no se siente "esa" incomodidad en el silencio entre dos adultos que se están conociendo.

viernes, 5 de febrero de 2016

Mora

Domingo equis 7 pm. Vamos circulando por el carril de alta (as usual) en la Av. 608. A lo lejos (no tan tan lejos) vemos un barullo de coches, entre coches alcanzamos a ver un perro. ¡¡Oh noo!! Creo que eso fue lo que dije. Poco a poco todos los autos de los carriles centrales de la vía se detienen. Para esto nosotros ya estamos en primera fila. La calle es de dos sentidos, dividida al centro por un muro sobre el cual, unos metros más arriba, pasa el metro. Nos orillamos junto con otros 2 autos. El perro salta al otro lado (después me enteré que el salto fue motivado por un motociclista que intentaba hacer que el perro fuera hacia el lado seguro de la calle). 
"Vámonos, no podemos hacer nada". Javier no me escucha y detiene el coche, intermitentes puestas. Otros coches reanudan su marcha. Quedamos 3 coches detenidos en el carril de alta, sin conductores pues todos bajaron de los vehículos y cruzaron la avenida sobre el camellón. Yo estaba en el auto pensando tortuosamente en los coches que estaban comenzando a pitar desesperadamente, moví las manos en el aire pidiéndoles que se desviarán y continuaran por los carriles libres. Seguro creyeron que chocamos. No veía nada. De pronto, los tres conductores, Javier entre ellos, suben de nuevo al camellón cargando al perro. Pude ver que tenía la pata delantera rota pues estaba colgando de una forma poco natural. Dejaron al perro en el camellón y me acerqué un poco para reunirme con ellos. "¿qué hacemos?" "Tenemos que salir de la avenida y pensar bien" "¿Sigue vivo?" "Creo que sí" "¿Cómo nos lo llevamos?"...
Total que terminamos ofreciendo nuestra cajuela para su transporte. En ese momento pensé "ya valió, nos vamos a tener que hacer cargo nosotros. ¿qué hicimos?" En mi mente se arremolinaba mi situación, sin empleo, con poco tiempo disponible en la ciudad y un viaje a la vuelta de la esquina. Subimos al perro, que estaba en shock, a la cajuela. Javier tenía una mancha de sangre muy grande en el pantalón y como el color era tenue supusimos que era orina con sangre. Liderando la caravana nos detuvimos en la lateral unos metros más adelante. Todos intentábamos conseguir ayuda por medios móviles. Yo no tenía celular y les tuve que pedir a los chicos el suyo para escribir...¿pero a quién? María. Pensé en ella porque la conozco de patapirata, la organización con la que adopté a Padme. 
Buscamos en los alrededores de la colonia por una veterinaria abierta a esas horas en el peor día, domingo. Anduvimos dando vueltas y dimos con una clínica "24 horas" que estaba a punto de cerrar. La doctora iba saliendo del lugar y la abordamos pidiéndole ayuda. Seguíamos juntos todos, para ese momento ya conocíamos los nombres de todos: Abraham, venía en un coche pequeño con su perro; Vero y Julio que iban a recoger ropa a casa de este último y nosotros dos, todos de aproximadamente la misma edad. 
La "doctora" se acercó al coche y vio a la perra, le dijimos que la habían atropellado . Cuando la vio dijo que no la habían atropellado sino mordido... nosotros con cara de ¿es en serio?. Le contamos lo sucedido, aclaramos que estaba en shock y tenía una pata rota. Nos dijo que eso era para cirugía dándonos la tarjeta de una veterinaria barata y buena. Se fue. Todos quedamos en buscar opciones baratas para llevarla, acordamos estar en contacto y cada quien se fue a su casa. Julio y Vero nos dieron $400 para gastos. Nosotros nos quedamos con el dinero en la mano, el perro en la cajuela y mil preguntas en la cabeza. 
Ya en casa de Javier, hice varias llamadas y obtuve el teléfono de un veterinario en Coapa al cual contacté y conté un poco la situación. Él me dijo que tenía que buscar atención inmediata para descartar alguna hemorragia interna. María me dijo que hiciera lo que estuviera a mi alcance. Le hablé de nuevo al doctor diciéndole que no podía llevarla a ningún lado por esa noche (11pm), que la llevaría al día siguiente. Entre otras cosas, me dijo que había que sacar una placa ($800), más la consulta, más las medicinas, más la cirugía que seguro necesitaba. FUCK. Por suerte los papás estaban de viaje y no tendríamos que lidiar con darles la noticia del nuevo inquilino sino hasta después.
Me fui a la cama y el perro lloraba, lo último que pensé antes de quedarme dormida fue "¿en qué nos metimos?, no podemos".  Soñé con lo que acababa de pasar. A la mañana siguiente desperté y bajé a ver cómo estaba todo. Lo primero que vi fueron manchas enormes de sangre en el suelo, además no estaba donde lo habíamos dejado en la noche. Cuando lo vi, estaba en medio del patio en el suelo con la pata en una posición muy desagradable para mí, pero se movía, respiraba y se movía. Lo regresé a la cama improvisada y tapé de nuevo. No me acuerdo cuando fue que nos dimos cuenta que era perra. 
A las 8 am marcamos al teléfono en la tarjeta que la "doctora" esa nos dió. Nos dijeron que la consulta costaba $120 y las placas $400. Respiramos un poco. Quedamos de llevarla a las 10 que era cuando ya estaba ahí el doctor. Cuando llegamos a la clínica había ya muchas personas esperando. Era un hospital mediano cuyos precios accesibles  hacían que hubiera mucha mucha gente. Tomamos un turno y esperamos desesperados. Me acerqué a donde estaban los médicos y le conté la situación a uno de ellos que despreocupadamente pasaba por ahí. Era uno de esos doctores súper jóvenes como los que hacían prácticas en la veterinaria de mi tío (mi tío murió y por eso no la lleve ahí). Nos preguntó dónde estaba la perra y salió inmediatamente a verla. Regresó por una camilla y la metimos a la clínica. Checo su temperatura y nos dijo que tenía hipotermia. Llamó al jefe, quien no había llegado aún, para ver qué hacer. El jefe dijo que quería verla personalmente. Mientras esperábamos vimos cómo vacunaban a un cuyo y le ponían suero a un golden cuya familia no paraba de llorar. Al verlos sentí horrible y las lágrimas casi se me salen. Tuve que voltearme para no unirme (más)a la lloradera.
Tomaron radiografías y revisaron, el resultado fue el húmero roto. Había que poner una placa o un clavo. La operación más los gastos postoperatorios daban un flamante resultado de $4200, la otra opción era dormirla. Informamos de esto a todos los demás. Abraham nunca contestó. Julio y Vero nos dijeron que había que hacer cooperacha, nos dieron esperanzas diciéndonos que no iba a ser tan difícil reunir el dinero.
Hablamos con los papás de Javier, queríamos una segunda opinión. El papá de Javier afila cuchillas para veterinarias. Cuando le contamos lo sucedido, hizo algunas llamadas y concertó una cita con un veterinario "El mejor que conozco, ya hablé con él y le dije que la recogieron, se va a rifar". Llevamos las placas y nos dio el veredicto: $3200 con todo y placas, gastos postoperatiorios, medicinas, estancia, consultas posteriores a la operación y demás cosillas que surgieran. Respiramos un poco, para esto ya había pasado una semana, la perra casi ni se movía y había que darle de comer y beber con una jeringa. La llevamos a la clínica en martes y el viernes fuimos por ella. Cuando la vimos estaba dentro de una transportadora. Entré para sacarla pero estaba un poco desconcertada así que me gruñó un poco. Le hablé bonito y entre jalones accedió a salir. Fue la primera vez que la vi caminar, chueco pero caminaba. El doctor se sorprendió tanto que hasta le tomó video. 
Ha pasado más de un mes y hemos decidido quedarnos a vivir con ella. No quería que esto pasara, o tal vez sí. Hablamos con los papás de Jav y accedieron a cuidarla mientras estemos de viaje. Ellos también se enamoraron ¿quién no? Es hermosa, súper lista y muy agradecida. Pudimos cambiarle la vida y ella nos paga con amor infinito, no necesito más. 






Ella es Mora, se llama así porque según un amigo, somos cocineros y debíamos ponerle el nombre de un platillo o algo por el estilo, además pensamos otros 800 nombres y ninguno le quedó. Gracias a todos los que donaron y ayudaron de alguna manera. Gracias por sus buenos deseos. Gracias infinitas por todo.

PD. Felicidades a Julio y Vero por su próxima boda :D

canción recomendada: Medicine - Rising Appalachia

martes, 15 de diciembre de 2015

Próxima estación.

Mi viaje por el viejo mundo ha llegado a su fin... por el momento. Hoy es tiempo de volver a casa, regresar por el maíz y las salsas en la mesa. El camino fue muy grato. Conocí mucha gente que hizo más grande mi corazón y revivió en mí la esperanza de tener un mundo mejor. Personas que nos abrieron las puertas de sus casas para compartir con ellos momentos de vida que nos marcaron a todos.

Viajé con mi  novio durante 72 días que se fueron como un río caudaloso. Muy intensos, muy rápidos y sin duda muy hermosos. 


Fue un viaje para descubrir un lugar diferente, que tiene un alma propia, que respira y vive a otro ritmo, que suena diferente. El mundo por acá es distinto, hay personas de muchos colores, tan acostumbradas a encontrarse en el día a día que poco reparan en el arcoiris que sus pieles conforman. Muchos idiomas se mezclan para crear un sonido peculiar que me encanta. Quiero aprender a hablarlos todos. Cuando era más chica recuerdo ver a los turistas en cualquier sitio popular y escuchar el canturreo de sus lenguas origen, deseando ser yo la extranjera algún día. Ahora lo fui. Hablar español entre todas esas personas era como un escudo, me aislaba y daba cierta privacidad que en se que en casa no sería posible.

Fue también un viaje de reencuentros que dejaron calientita mi alma... Primero mi papá. Hacía como 10 años que no lo veía de verdad, así en vivo y en directo. Está un poco más gordo que antes debido a los miles de antojos de azúcar que tiene durante el día, un glotón gourmand de primera. Gasta los muchos de los poquísimos euros que tiene en el buen comer. No se arrepiente, lo disfruta con sigular orgullo. Pero sigue siendo el mismo tipo bonachón, un tanto loco y simpático que hacía reir a todos en mi escuela con sus ocurrencias (cabe mencionar que eso antes no me gustaba para nada,ahora es algo que me encanta). También vimos a unos amigos que conocimos hace tres años en otro viaje. Personas que se cruzaron en nuestro camino y con quienes compartimos aventuras inolvidables. Una pareja lunamielera que con sonrisas se nos acercó para nunca alejarse. Ahora son tres. Verlos de nuevo fue increíble. Risas, comida, abrazos, recuerdos y ruidos de bebé crearon la perfecta atmósfera para el reencuentro. Brevemente nos empaparon con su mundo y prometimos encontrarnos de nuevo. 

Me gustó mucho esta experiencia, quiero repetirla sólo que la siguiente no regresaré, andaré más lejos pues la curiosidad de ver qué hay más alla me mata. Ahora de nuevo a la Ciudad a preparar las cosas para mi nuevo destino :) me muero por ver qué me depara en tierras San Cristobalenses :) ...
Este carrusel fue en Bélgica, estaba increíble.
Voy a dedicarle una entrada.












*NOTA: Dejo las fotos acomodadas re lindo en el borrador y cuando lo publico se mueven.. qué nefasto.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Voy llegando



Voy llegando hace un mes y todavía no me acostumbro. No me acostumbro a su manera de cruzar las calles, ni a sus casas igualitas. Voy llegando hace un mes y me gusta lo que he visto. Me gustan los molinos y los árboles naranja y amarillo. Me gusta que las hojas vuelen y se enreden en mi ropa. Me gusta caminar y mirar a los demás, conozco un poco sus colores, sus sonrisas, sus miradas. Sé que soy distinta a ellos. Se que soy igual que ellos. Voy llegando y ya casi me tengo que ir. Voy a extrañar los castillos y los croissants. Ya extraño al viento frío y a las cabras :)... Voy llegando y ya me voy. Y es que ya quiero volver. Quiero ver el Sol a media noche, los montes verdes y los días de colores.   



viernes, 25 de septiembre de 2015

Camino

 
No sé si es desde siempre o desde hace mucho tiempo, pero siento que no embono en ningún lado. No me es que me sienta incómoda o mal todo el tiempo,  no son las personas que me rodean; de hecho me la paso muy bien si estoy acompañada. Soy muy sociable y me encanta conocer personas., hablar y escuchar seres humanos que no tiene mucho que conozco, Además, agárrense que una vez que empiezo no hay quien me pare. Tampoco quiere decir que no pueda estar con amigos de años, aquellos con los que compartí muchísimo hace ya algunos ayeres (sí, es frase de profe). No niego que a veces sea difícil encontrar de qué hablar con ellos debido al tiempo que hemos estado separados, pero como son amigos, el silencio nunca es incómodo, más bien; reconfortante.

Soy maíz
Soy diferente a los que me rodean, siempre está en mí esa necesidad de moverme, de no quedarme en ese lugar, de conocer un lugar distinto y empezar todo de nuevo. Ver dónde voy a trabajar, a quién voy a conocer, cuál va a ser el súper al que voy a ir, etc. Estudié Gastronomía, 4 años de mi vida en la universidad. Me gustó, no puedo negarlo, pero es porque estudiar me gusta, me gusta aprender y razonar, asimilar y discutir.  Creo que si hubiera estudiado otra cosa lo habría disfrutado igual. Con el paso del tiempo, y más últimamente siento que ese dogma impuesto en nuestra sociedad de "tener que estudiar algo para después tener un título y luego ejercer de lo que estudiaste" esta mal.

Mi mamá me dijo desde muy pequeña que uno tiene que hacer lo que le hace feliz. ¿Cómo voy a saber qué me hace feliz? ¿Lo que me llena? ¿Cómo voy a saberlo a los 18 años, cuando mi vida es un ir y venir entre inconformidad conmigo misma y con los que me rodean, cuando todavía no me entra en la cabeza que "Lo que estudies va a ser para toda la vida"?

Ahora pienso en lo que estudié y siento que tal vez no es lo que me llena completamente, no es lo que me hace extremadamente feliz o me apasiona. No estoy diciendo que no lo disfrute, porque lo hago y a veces mucho. Me gusta trabajar en el restaurante y más aún ver la cara de cada comensal al probar algo que Yo le preparé. Y es que la cara tras el primer bocado lo dice todo. Lo que no me gusta es lo explotado que está el trabajo. Estar 6 días a la semana en el restaurante no está padre, no por el tiempo que pase allá si no por el tiempo que no tengo libre. Soy de hacer mil y un cosas, pensar todo el día en proyectos nuevos y demás y me choca tener tan poco tiempo libre, un sólo día no alcanza. Supongo que por eso renuncio cada x tiempo, vacaciono por uno o dos meses y NO TRABAJO EN TEMPORADA ALTA que es cuando los dueños de los lugares se olvidan que somos seres humanos, suspenden los descansos y aumentan las jornadas de trabajo; eso dura dos meses. PASO

Yo espero que alguna vez encuentre mi "trabajo ideal" aquel que me llene y no me importe trabajar jornadas largas. Pienso que tiene que ser un lugar mío, uno donde sea yo la que manda, algo pequeño, no muy ostentoso. Pero en lo que llega el momento de "establecerme" quiero ver todo lo que me rodea, aprender, viajar y gozar mis años mozos jajaja.

canción recomendada: Llamarada - Casa Verde Colectivo 

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Despedidas.

Desde hace como 2 años (o tal vez más) ya no vivo en la Ciudad de México. Escapé de su caos y su stress. Desde entonces no he vivido en un sólo lugar, me mantengo seminómada de aquí para allá entre trabajo y vacaciones. Ahora las despedidas se han vuelto una constante en mi vida, no son dolorosas, me gustan, hacen que me sienta querida. 

La primera vez que dejé la Ciudad fui a Costa Rica fueron 3 meses, no era la opción principal, más bien fue un plan B que nunca fue tan tomado en cuenta y es que el plan original era ir a Canadá pero me negaron la visa argumentando que mi historial de viajes y el hecho que no tenía nada que me atase a México harían que seguramente no saliera de ese país (FUCK YOU CANADA! Yo sólo quería ver a mi hermano). Cabe destacar que mi historial de países visitados no es muy extenso pero en todos los viajes que he hecho he regresado a México y sin duda mi intención no era quedarme en Canadá pero bueno, como diría la famosa nana de los comerciales, esa es otra historia. 
Cataratas de Nauyaca, Costa Rica

Después de esos tres maravillosos meses costarricences, de conocer ese país tan hermoso y "verde" que no tiene ejército pero sí muchísimos parque nacionales, regresé al D.F. sólo para cambiar mi mochila, empacar mi cuchillos y uniforme para irme a Campeche a trabajar en un campamento de cacería, sí cacería. El campamento es del tío de mi novio y al principio tuve un dilema moral, yo tan animalista yendo a un lugar de muerte. Se cazaba pavo de monte y venado temazate (Gracias al cielo esa temporada sólo "cayeron" 2 venados, cabe destacar que cuando vi el primero casi lloro). En el lugar se tienen reglas estrictas para la cacería no pueden matar hembras ni jóvenes. Aún así yo nunca lo haría. Pero no he de negar que la carne del pavo está deliciosa y la del venado, ni se diga. Total que estuve en Campeche tres meses que duró la temporada y otro mes vagando de cenote en cenote en Yucatán.   Regresé de nuevo al D.F., saludé a los amigos, la familia y al smog, cambié la ropa campechana que la verdad ya me había aburrido un poco y  partí de nuevo, esta vez hacia Tulum donde trabajé y viví por 6 meses. Ahora estoy en Cozumel, empacando de nuevo. 

Antes de Costa Rica, recién terminada la Universidad entré a trabajar a un restaurante "italiano" por mi casa, ahí estuve 8 meses. Me gustaba mucho, hice buenos amigos y me gané con trabajo arduo el respeto y confianza de mis compañeros; cuando les dije que me iba lo aceptaron, pero el último día me tendieron una trampa. Cada cambio de línea ( cada vez que se guardan las cosas del desayuno y se ponen las de la comida y cena) debíamos, además de guardar nuestras salsas y demás enseres desayuneros, lavar el piso. Naturalmente a nadie le gustaba, a mí me daba igual, sudaba a cántaros y lo tomaba como el ejercicio del día (jajaja). Ese día lavamos más tarde de lo común, ya casi a la hora de salir. Yo estaba inmersa en la tarea, jalador en mano, sudando la gota gorda peléandome con el agua. Entonces, veo a Colin (mi mejor amigo del restaurante) y al chef Chantes acercarse a mí de una manera extraña, los mire sin entender lo que decían y de repente PUM. Sendas cubetas de agua hacia mi cara, fue la manera en la que me dijeron adiós. No sólo ellos me mojaron, tras las cubetas se vertieron un sinfín de cacharros repletos de líquido, se me mojó hasta el alma. Me divertí mucho, me encantó su despedida. He  de mencionar que el agua de las dos cubetas estaba tibia, me sentí querida :D ¡¡TIBIA!! Me fui del restaurante en la bici, medio empapada pero con una sonrisa de oreja a oreja, satisfecha porque mi huella en ese lugar fue positiva y agradable, dejé las "puertas abiertas". 

Mi amigo cenotero el Toh
Después, unos días antes del susodicho viaje tico, mi novio y yo hicimos una fiesta de despedida. Invitamos a nuestros amigos y pasamos una velada agradable entre música, bromas, hula hula y cervezas. Nos despedimos de los presentes, nos dieron abrazos y nos desearon suerte. Qué lindo se sintió, de nuevo me sentí querida y afortunada de rodearme de personas tan lindas y con tan buenos deseos hacia mí. 

El tiempo en Campeche pasó lento, tal vez fue porque nuestras jornadas de trabajo empezaban a las 3:30 am y terminaban a las 11 pm 6 veces a la semana, aunque bueno, los sábados empezaban a las 9 y terminaban a las 8 pm... Obviamente no eran jornadas corridas, teníamos unas cuantas horas libres a lo largo del día (aprox. 6), como sea fue lento. Cuando llegó el momento de partir, nos despedimos de la familia con la que convivimos ese tiempo, de los guías y demás personal. "Nos vemos la siguiente temporada". Sonrisas y bromas. No volvimos, no fue nuestra culpa, el "chef" nos nos quería de vuelta, supongo que nos vio como una amenaza a su estable trabajo de 6 años. No lo culpo, se gana muy buen dinero ahí. El tío de mi novio, dueño del campamento, un poco influenciado por su colaborador "de confianza" alegó que no creía posible que nosotros fuésemos a volver pues seguramente ya habríamos encontrado un trabajo estable y bla bla bla.
17 km de ida y lo mismo de vuelta =)

Después vino Tulum, desde el momento en el que vi el departamento en el que íbamos a vivir amé ese lugar; tan hippie, tan pequeño, tan yo. Como ya había dicho, estuve ahí 6 meses. Trabajaba turno de 10 horas en un hotel  todo incluido con mucha afluencia europea, tenía contacto con los huéspedes (preparaba omelletes DELICIOSOS en la minuta, o sea frente al huésped) e hice muchos amigos franceses e italianos. Me encanta trabajar con gente que vacaciona, están generalmente muy relajados y felices. Cada día te cuentan sus aventuras del día anterior y el itinerario de ese. Me encanta decirles qué hay que hacer por la zona y recomendarles lugares de los que después vuelven gustosos. Mis compañeros de trabajo me estimaban, yo tan trabajadora y luchona (jajaja). Cuando me fui me mojaron, esta vez con agua fría. Hubo un chico, Misael, que se ensañó en la tarea de mojarme y repetía "para que no me olvides". No lo olvido, y aunque no me hubiera mojado tanto no lo habría hecho.

Ahora estoy en Cozumel, hoy fui a empaquetar la bici para enviarla de vuelta al D.F.  En ese trabajo, sabían desde el principio que me iba a ir en agosto. Meses antes de que llegara el día empezaron a decir que no me fuera. "Chilanga, no te vayas, ¿ahora a quién vamos a molestar?". "No te vayas, ¿quién me va a enseñar inglés?" "¿Quién nos va a cocinar tan rico como tú?" Y es que no es por nada pero cada que me tocaba la cena de personal los deleitaba con un delicioso manjar, nada del otro mundo, pero me esmeraba para que les gustara"¿A quién le vamos a decir ¡YAA COÑO!?" . El domingo fue mi último día de trabajo, no hubo agua pero sí una pequeña junta y un delicioso budín de regalo  al final del turno. Me dijeron que había sido un placer trabajar conmigo, y que tuviera buen viaje. Sentí bonito. El lunes salimos por unas cervezas, casi todos fueron. Brindamos y cantamos, al final sólo quedamos los de cocina y ya medio ebrios, al despedirnos nos dimos un abrazo, de esos sinceros que te llegan al corazón. 

Amigos y colegas :D
Ayer fui con mi novio a nadar, a despedirnos de esta bella isla en la que vivimos 7 meses. Acababa de salir del agua y estaba parada sobre las rocas cuando mi novió gritó: "¡¡¡Mira, un delfín!!!" Volteé hacia donde me señaló y después de unos instantes se asomó su aleta. "WOOOOOW" qué lindo, el cierre perfecto. De pronto, vemos otra aleta, y de pronto otra. Contamos claramente 4 delfines. A lo lejos veía una lancha de turistas, se acercó a donde estaban los mamíferos y pensé: "Demonios, los va a espantar" pero no, ahí seguían. De pronto uno saltó. Grité (y lloré, claro) muy fuerte. Estábamos en el lugar indicado en el momento justo. Estaba tan feliz, tan maravillada; en la primaria expuse varias veces de los delfines, siempre han sido de mis animales favoritos en el mundo y verlos así fue hermoso. Seguimos mirando cuando PUM dos delfines saltaron, eran madre y cría, estaba tan pequeño y tan hermoso. Fueron en total 3 saltos, todos me emocionaron igual. Al final se fueron alejando y perdiéndose en el horizonte. Creemos que al menos había 10 delfines en el grupo. Los mosquitos se hicieron presentes y me sacaron de éxtasis en el que me encontraba. Nos fuimos hacia la casa comentando el incidente. Qué hermosa despedida me ha dado Cozumel. 

Me voy de nuevo, tengo mis cosas casi listas. Mi corazón se va contento y más lleno de lo que llegó. Con el paso del tiempo voy guardando personas y momentos ahí, cosas que me cambian, que me enriquecen y forman parte de mí. Ahora me espera una nueva aventura en el Viejo Continente. Estoy lista para lo que sigue. 



canción recomendada: Las golondrinas :D  va muy bien porque me voy y además Cozumel significa lugar de Golindrinas.