martes, 15 de diciembre de 2015

Próxima estación.

Mi viaje por el viejo mundo ha llegado a su fin... por el momento. Hoy es tiempo de volver a casa, regresar por el maíz y las salsas en la mesa. El camino fue muy grato. Conocí mucha gente que hizo más grande mi corazón y revivió en mí la esperanza de tener un mundo mejor. Personas que nos abrieron las puertas de sus casas para compartir con ellos momentos de vida que nos marcaron a todos.

Viajé con mi  novio durante 72 días que se fueron como un río caudaloso. Muy intensos, muy rápidos y sin duda muy hermosos. 


Fue un viaje para descubrir un lugar diferente, que tiene un alma propia, que respira y vive a otro ritmo, que suena diferente. El mundo por acá es distinto, hay personas de muchos colores, tan acostumbradas a encontrarse en el día a día que poco reparan en el arcoiris que sus pieles conforman. Muchos idiomas se mezclan para crear un sonido peculiar que me encanta. Quiero aprender a hablarlos todos. Cuando era más chica recuerdo ver a los turistas en cualquier sitio popular y escuchar el canturreo de sus lenguas origen, deseando ser yo la extranjera algún día. Ahora lo fui. Hablar español entre todas esas personas era como un escudo, me aislaba y daba cierta privacidad que en se que en casa no sería posible.

Fue también un viaje de reencuentros que dejaron calientita mi alma... Primero mi papá. Hacía como 10 años que no lo veía de verdad, así en vivo y en directo. Está un poco más gordo que antes debido a los miles de antojos de azúcar que tiene durante el día, un glotón gourmand de primera. Gasta los muchos de los poquísimos euros que tiene en el buen comer. No se arrepiente, lo disfruta con sigular orgullo. Pero sigue siendo el mismo tipo bonachón, un tanto loco y simpático que hacía reir a todos en mi escuela con sus ocurrencias (cabe mencionar que eso antes no me gustaba para nada,ahora es algo que me encanta). También vimos a unos amigos que conocimos hace tres años en otro viaje. Personas que se cruzaron en nuestro camino y con quienes compartimos aventuras inolvidables. Una pareja lunamielera que con sonrisas se nos acercó para nunca alejarse. Ahora son tres. Verlos de nuevo fue increíble. Risas, comida, abrazos, recuerdos y ruidos de bebé crearon la perfecta atmósfera para el reencuentro. Brevemente nos empaparon con su mundo y prometimos encontrarnos de nuevo. 

Me gustó mucho esta experiencia, quiero repetirla sólo que la siguiente no regresaré, andaré más lejos pues la curiosidad de ver qué hay más alla me mata. Ahora de nuevo a la Ciudad a preparar las cosas para mi nuevo destino :) me muero por ver qué me depara en tierras San Cristobalenses :) ...
Este carrusel fue en Bélgica, estaba increíble.
Voy a dedicarle una entrada.












*NOTA: Dejo las fotos acomodadas re lindo en el borrador y cuando lo publico se mueven.. qué nefasto.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Voy llegando



Voy llegando hace un mes y todavía no me acostumbro. No me acostumbro a su manera de cruzar las calles, ni a sus casas igualitas. Voy llegando hace un mes y me gusta lo que he visto. Me gustan los molinos y los árboles naranja y amarillo. Me gusta que las hojas vuelen y se enreden en mi ropa. Me gusta caminar y mirar a los demás, conozco un poco sus colores, sus sonrisas, sus miradas. Sé que soy distinta a ellos. Se que soy igual que ellos. Voy llegando y ya casi me tengo que ir. Voy a extrañar los castillos y los croissants. Ya extraño al viento frío y a las cabras :)... Voy llegando y ya me voy. Y es que ya quiero volver. Quiero ver el Sol a media noche, los montes verdes y los días de colores.   



viernes, 25 de septiembre de 2015

Camino

 
No sé si es desde siempre o desde hace mucho tiempo, pero siento que no embono en ningún lado. No me es que me sienta incómoda o mal todo el tiempo,  no son las personas que me rodean; de hecho me la paso muy bien si estoy acompañada. Soy muy sociable y me encanta conocer personas., hablar y escuchar seres humanos que no tiene mucho que conozco, Además, agárrense que una vez que empiezo no hay quien me pare. Tampoco quiere decir que no pueda estar con amigos de años, aquellos con los que compartí muchísimo hace ya algunos ayeres (sí, es frase de profe). No niego que a veces sea difícil encontrar de qué hablar con ellos debido al tiempo que hemos estado separados, pero como son amigos, el silencio nunca es incómodo, más bien; reconfortante.

Soy maíz
Soy diferente a los que me rodean, siempre está en mí esa necesidad de moverme, de no quedarme en ese lugar, de conocer un lugar distinto y empezar todo de nuevo. Ver dónde voy a trabajar, a quién voy a conocer, cuál va a ser el súper al que voy a ir, etc. Estudié Gastronomía, 4 años de mi vida en la universidad. Me gustó, no puedo negarlo, pero es porque estudiar me gusta, me gusta aprender y razonar, asimilar y discutir.  Creo que si hubiera estudiado otra cosa lo habría disfrutado igual. Con el paso del tiempo, y más últimamente siento que ese dogma impuesto en nuestra sociedad de "tener que estudiar algo para después tener un título y luego ejercer de lo que estudiaste" esta mal.

Mi mamá me dijo desde muy pequeña que uno tiene que hacer lo que le hace feliz. ¿Cómo voy a saber qué me hace feliz? ¿Lo que me llena? ¿Cómo voy a saberlo a los 18 años, cuando mi vida es un ir y venir entre inconformidad conmigo misma y con los que me rodean, cuando todavía no me entra en la cabeza que "Lo que estudies va a ser para toda la vida"?

Ahora pienso en lo que estudié y siento que tal vez no es lo que me llena completamente, no es lo que me hace extremadamente feliz o me apasiona. No estoy diciendo que no lo disfrute, porque lo hago y a veces mucho. Me gusta trabajar en el restaurante y más aún ver la cara de cada comensal al probar algo que Yo le preparé. Y es que la cara tras el primer bocado lo dice todo. Lo que no me gusta es lo explotado que está el trabajo. Estar 6 días a la semana en el restaurante no está padre, no por el tiempo que pase allá si no por el tiempo que no tengo libre. Soy de hacer mil y un cosas, pensar todo el día en proyectos nuevos y demás y me choca tener tan poco tiempo libre, un sólo día no alcanza. Supongo que por eso renuncio cada x tiempo, vacaciono por uno o dos meses y NO TRABAJO EN TEMPORADA ALTA que es cuando los dueños de los lugares se olvidan que somos seres humanos, suspenden los descansos y aumentan las jornadas de trabajo; eso dura dos meses. PASO

Yo espero que alguna vez encuentre mi "trabajo ideal" aquel que me llene y no me importe trabajar jornadas largas. Pienso que tiene que ser un lugar mío, uno donde sea yo la que manda, algo pequeño, no muy ostentoso. Pero en lo que llega el momento de "establecerme" quiero ver todo lo que me rodea, aprender, viajar y gozar mis años mozos jajaja.

canción recomendada: Llamarada - Casa Verde Colectivo 

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Despedidas.

Desde hace como 2 años (o tal vez más) ya no vivo en la Ciudad de México. Escapé de su caos y su stress. Desde entonces no he vivido en un sólo lugar, me mantengo seminómada de aquí para allá entre trabajo y vacaciones. Ahora las despedidas se han vuelto una constante en mi vida, no son dolorosas, me gustan, hacen que me sienta querida. 

La primera vez que dejé la Ciudad fui a Costa Rica fueron 3 meses, no era la opción principal, más bien fue un plan B que nunca fue tan tomado en cuenta y es que el plan original era ir a Canadá pero me negaron la visa argumentando que mi historial de viajes y el hecho que no tenía nada que me atase a México harían que seguramente no saliera de ese país (FUCK YOU CANADA! Yo sólo quería ver a mi hermano). Cabe destacar que mi historial de países visitados no es muy extenso pero en todos los viajes que he hecho he regresado a México y sin duda mi intención no era quedarme en Canadá pero bueno, como diría la famosa nana de los comerciales, esa es otra historia. 
Cataratas de Nauyaca, Costa Rica

Después de esos tres maravillosos meses costarricences, de conocer ese país tan hermoso y "verde" que no tiene ejército pero sí muchísimos parque nacionales, regresé al D.F. sólo para cambiar mi mochila, empacar mi cuchillos y uniforme para irme a Campeche a trabajar en un campamento de cacería, sí cacería. El campamento es del tío de mi novio y al principio tuve un dilema moral, yo tan animalista yendo a un lugar de muerte. Se cazaba pavo de monte y venado temazate (Gracias al cielo esa temporada sólo "cayeron" 2 venados, cabe destacar que cuando vi el primero casi lloro). En el lugar se tienen reglas estrictas para la cacería no pueden matar hembras ni jóvenes. Aún así yo nunca lo haría. Pero no he de negar que la carne del pavo está deliciosa y la del venado, ni se diga. Total que estuve en Campeche tres meses que duró la temporada y otro mes vagando de cenote en cenote en Yucatán.   Regresé de nuevo al D.F., saludé a los amigos, la familia y al smog, cambié la ropa campechana que la verdad ya me había aburrido un poco y  partí de nuevo, esta vez hacia Tulum donde trabajé y viví por 6 meses. Ahora estoy en Cozumel, empacando de nuevo. 

Antes de Costa Rica, recién terminada la Universidad entré a trabajar a un restaurante "italiano" por mi casa, ahí estuve 8 meses. Me gustaba mucho, hice buenos amigos y me gané con trabajo arduo el respeto y confianza de mis compañeros; cuando les dije que me iba lo aceptaron, pero el último día me tendieron una trampa. Cada cambio de línea ( cada vez que se guardan las cosas del desayuno y se ponen las de la comida y cena) debíamos, además de guardar nuestras salsas y demás enseres desayuneros, lavar el piso. Naturalmente a nadie le gustaba, a mí me daba igual, sudaba a cántaros y lo tomaba como el ejercicio del día (jajaja). Ese día lavamos más tarde de lo común, ya casi a la hora de salir. Yo estaba inmersa en la tarea, jalador en mano, sudando la gota gorda peléandome con el agua. Entonces, veo a Colin (mi mejor amigo del restaurante) y al chef Chantes acercarse a mí de una manera extraña, los mire sin entender lo que decían y de repente PUM. Sendas cubetas de agua hacia mi cara, fue la manera en la que me dijeron adiós. No sólo ellos me mojaron, tras las cubetas se vertieron un sinfín de cacharros repletos de líquido, se me mojó hasta el alma. Me divertí mucho, me encantó su despedida. He  de mencionar que el agua de las dos cubetas estaba tibia, me sentí querida :D ¡¡TIBIA!! Me fui del restaurante en la bici, medio empapada pero con una sonrisa de oreja a oreja, satisfecha porque mi huella en ese lugar fue positiva y agradable, dejé las "puertas abiertas". 

Mi amigo cenotero el Toh
Después, unos días antes del susodicho viaje tico, mi novio y yo hicimos una fiesta de despedida. Invitamos a nuestros amigos y pasamos una velada agradable entre música, bromas, hula hula y cervezas. Nos despedimos de los presentes, nos dieron abrazos y nos desearon suerte. Qué lindo se sintió, de nuevo me sentí querida y afortunada de rodearme de personas tan lindas y con tan buenos deseos hacia mí. 

El tiempo en Campeche pasó lento, tal vez fue porque nuestras jornadas de trabajo empezaban a las 3:30 am y terminaban a las 11 pm 6 veces a la semana, aunque bueno, los sábados empezaban a las 9 y terminaban a las 8 pm... Obviamente no eran jornadas corridas, teníamos unas cuantas horas libres a lo largo del día (aprox. 6), como sea fue lento. Cuando llegó el momento de partir, nos despedimos de la familia con la que convivimos ese tiempo, de los guías y demás personal. "Nos vemos la siguiente temporada". Sonrisas y bromas. No volvimos, no fue nuestra culpa, el "chef" nos nos quería de vuelta, supongo que nos vio como una amenaza a su estable trabajo de 6 años. No lo culpo, se gana muy buen dinero ahí. El tío de mi novio, dueño del campamento, un poco influenciado por su colaborador "de confianza" alegó que no creía posible que nosotros fuésemos a volver pues seguramente ya habríamos encontrado un trabajo estable y bla bla bla.
17 km de ida y lo mismo de vuelta =)

Después vino Tulum, desde el momento en el que vi el departamento en el que íbamos a vivir amé ese lugar; tan hippie, tan pequeño, tan yo. Como ya había dicho, estuve ahí 6 meses. Trabajaba turno de 10 horas en un hotel  todo incluido con mucha afluencia europea, tenía contacto con los huéspedes (preparaba omelletes DELICIOSOS en la minuta, o sea frente al huésped) e hice muchos amigos franceses e italianos. Me encanta trabajar con gente que vacaciona, están generalmente muy relajados y felices. Cada día te cuentan sus aventuras del día anterior y el itinerario de ese. Me encanta decirles qué hay que hacer por la zona y recomendarles lugares de los que después vuelven gustosos. Mis compañeros de trabajo me estimaban, yo tan trabajadora y luchona (jajaja). Cuando me fui me mojaron, esta vez con agua fría. Hubo un chico, Misael, que se ensañó en la tarea de mojarme y repetía "para que no me olvides". No lo olvido, y aunque no me hubiera mojado tanto no lo habría hecho.

Ahora estoy en Cozumel, hoy fui a empaquetar la bici para enviarla de vuelta al D.F.  En ese trabajo, sabían desde el principio que me iba a ir en agosto. Meses antes de que llegara el día empezaron a decir que no me fuera. "Chilanga, no te vayas, ¿ahora a quién vamos a molestar?". "No te vayas, ¿quién me va a enseñar inglés?" "¿Quién nos va a cocinar tan rico como tú?" Y es que no es por nada pero cada que me tocaba la cena de personal los deleitaba con un delicioso manjar, nada del otro mundo, pero me esmeraba para que les gustara"¿A quién le vamos a decir ¡YAA COÑO!?" . El domingo fue mi último día de trabajo, no hubo agua pero sí una pequeña junta y un delicioso budín de regalo  al final del turno. Me dijeron que había sido un placer trabajar conmigo, y que tuviera buen viaje. Sentí bonito. El lunes salimos por unas cervezas, casi todos fueron. Brindamos y cantamos, al final sólo quedamos los de cocina y ya medio ebrios, al despedirnos nos dimos un abrazo, de esos sinceros que te llegan al corazón. 

Amigos y colegas :D
Ayer fui con mi novio a nadar, a despedirnos de esta bella isla en la que vivimos 7 meses. Acababa de salir del agua y estaba parada sobre las rocas cuando mi novió gritó: "¡¡¡Mira, un delfín!!!" Volteé hacia donde me señaló y después de unos instantes se asomó su aleta. "WOOOOOW" qué lindo, el cierre perfecto. De pronto, vemos otra aleta, y de pronto otra. Contamos claramente 4 delfines. A lo lejos veía una lancha de turistas, se acercó a donde estaban los mamíferos y pensé: "Demonios, los va a espantar" pero no, ahí seguían. De pronto uno saltó. Grité (y lloré, claro) muy fuerte. Estábamos en el lugar indicado en el momento justo. Estaba tan feliz, tan maravillada; en la primaria expuse varias veces de los delfines, siempre han sido de mis animales favoritos en el mundo y verlos así fue hermoso. Seguimos mirando cuando PUM dos delfines saltaron, eran madre y cría, estaba tan pequeño y tan hermoso. Fueron en total 3 saltos, todos me emocionaron igual. Al final se fueron alejando y perdiéndose en el horizonte. Creemos que al menos había 10 delfines en el grupo. Los mosquitos se hicieron presentes y me sacaron de éxtasis en el que me encontraba. Nos fuimos hacia la casa comentando el incidente. Qué hermosa despedida me ha dado Cozumel. 

Me voy de nuevo, tengo mis cosas casi listas. Mi corazón se va contento y más lleno de lo que llegó. Con el paso del tiempo voy guardando personas y momentos ahí, cosas que me cambian, que me enriquecen y forman parte de mí. Ahora me espera una nueva aventura en el Viejo Continente. Estoy lista para lo que sigue. 



canción recomendada: Las golondrinas :D  va muy bien porque me voy y además Cozumel significa lugar de Golindrinas.

viernes, 19 de junio de 2015

Yo no te abandoné-


Yo no te abandoné, fueron las circunstancias las que hicieron que ya no fuéramos tan cercanas. No me olvidé de ti nunca. Siempre me he cobijado con tus brazos, siempre estás presente aunque sea en frases que no se plasman. Eres mi desahogo, mi llave de escape. Eres libertad. Quiero que vuelvas. Quiero sentirte cerca, quiero que las palabras vuelvan y salgan por mis dedos. Quiero que regreses, haré que estemos juntas de nuevo. 


canción recomendada: Black Violin - A flat

De Gatos y Yo. Recuperado del año pasado. nunca lo termine hasta hoy.

Pues ya llovió desde la última vez que escribí... Creo que ya hasta se me olvidó cómo empezar.

Desde que tengo memoria me han gustado los animales. Sintiendo siempre que los veo, la necesidad de interactuar con ellos de alguna forma. De todos los animales, los gatos siempre fueron mis menos preferidos, es más hasta me caían un poco gordos (debo confesar que llegué a molestar "en mal plan" a uno que otro).
Hace poco esto cambió. íbamos llegando a la casa y escuchamos un gatito que se había subido a una columna, estaba muy pequeño le daba miedo saltar, además que había perros abajo ladrándole como si no hubiera un mañana.  Fue entonces que mi madreTeresadeCalcuta mode afloró y quise bajarlo, lo intenté y no lo alcancé. Le dije a mi chico que el gatito estaba asustadísimo, muerto de hambre, mojado, sufriendo  y que había que bajarlo. Ok ok, tal vez le eché mucha crema a los tacos.

-¿cómo sabes que está asustadísimo?
-¡¡Se le ve!!

Total que lo bajamos. Lo llevamos a la casa (no adentro, porque entonces nos íbamos a encariñar y ese NO es el punto), le dimos comida y le pusimos una cama improvisada. Se quedó afuerita de la casa. Al día siguiente le pusimos una caja de cartón forrada de plástico (era época de lluvias)como guarida. Pero era tan pequeño que no dejaba de llorar. No sé nada de gatos. No era pequeño así sin pelo, ya tenía pelo. Estaba ojón y la verdad es que me daba "asquito". Tras una lluvia torrencial le dimos paso a la casa, no fuera a ser que lloviera de nuevo como ayer.

-En la noche no, porque hace mucho ruido.

Después podía dormir en la casa. Pasó como una semana. ´Creció tantito y ya no me daba asco.

-No es gatito, es gatita.

- No puedes encariñarte. Nos vamos a ir.
-¿Cómo le ponemos?

Pensé y pensé. La esterilizada es el paso número uno, inminente. Que la adoptara alguien responsable. Que la cuiden y yo regreso por ella si es que no se la pueden quedar. Me acordé mi suegris quería un gato. PUM. Arreglado. Las mamás nos vienen a visitar la siguiente semana.  La amábamos ya =).

Resolvimos su adopción, se quedaría con la mamá de mi novio en la ciudad. Me emocionaba tanto que no iba a perderle la pista. Cuando le dijimos a la mamá del novio, lo pensó un poco. Llegó a la casa un día, la vió y se enamoró. No tuvo de otra más que decir que sí.

Ella era Tina, por ella ahora me gustan más los gatos. Los entiendo mejor y quiero uno cuando sea grande.


Un día dejamos Tina afuera, siempre lo hacíamos cuando salíamos. Cuando llegamos estaba en el jardín, sin vida. Los perros de la chica de abajo jugaron con ella. No estaba herida, ni había sangre ni nada, se ve que no lo hicieron para lastimar. No nos explicamos con exactitud qué fue lo que pasó. Pero ahí estaba sin vida, toda llena de tierra. Tomé incrédula su pequeño cuerpo. Era ella, lo sabía, sólo que no podía ser cierto. Sentí dolor. Mucho. Lloré, grité y no fui yo. Yo era mi dolor, era mi alma saliendo a través de gritos y lágrimas.

No me enojé con los perros, la verdad nunca me imagine que algo así podría pasar. La enterramos en la arena, en una playa muy hermosa. "La procesión" fue un tanto tortuosa, de la casa la playa quedaba como a 20 min en bici. Atravesamos el pueblo y con cada gato que se cruzaba en el camino la lloradera se ponía peor.

Ella era Tina, la amé muchísimo y me enseño gato. En noviembre su foto estuvo en la ofrenda junto con Padme a quién tampoco dejo de extrañar cada vez que pienso en ella.


canción recomendada: