Domingo equis 7 pm. Vamos circulando por el carril de alta (as usual) en la Av. 608. A lo lejos (no tan tan lejos) vemos un barullo de coches, entre coches alcanzamos a ver un perro. ¡¡Oh noo!! Creo que eso fue lo que dije. Poco a poco todos los autos de los carriles centrales de la vía se detienen. Para esto nosotros ya estamos en primera fila. La calle es de dos sentidos, dividida al centro por un muro sobre el cual, unos metros más arriba, pasa el metro. Nos orillamos junto con otros 2 autos. El perro salta al otro lado (después me enteré que el salto fue motivado por un motociclista que intentaba hacer que el perro fuera hacia el lado seguro de la calle).
Total que terminamos ofreciendo nuestra cajuela para su transporte. En ese momento pensé "ya valió, nos vamos a tener que hacer cargo nosotros. ¿qué hicimos?" En mi mente se arremolinaba mi situación, sin empleo, con poco tiempo disponible en la ciudad y un viaje a la vuelta de la esquina. Subimos al perro, que estaba en shock, a la cajuela. Javier tenía una mancha de sangre muy grande en el pantalón y como el color era tenue supusimos que era orina con sangre. Liderando la caravana nos detuvimos en la lateral unos metros más adelante. Todos intentábamos conseguir ayuda por medios móviles. Yo no tenía celular y les tuve que pedir a los chicos el suyo para escribir...¿pero a quién? María. Pensé en ella porque la conozco de patapirata, la organización con la que adopté a Padme.
Buscamos en los alrededores de la colonia por una veterinaria abierta a esas horas en el peor día, domingo. Anduvimos dando vueltas y dimos con una clínica "24 horas" que estaba a punto de cerrar. La doctora iba saliendo del lugar y la abordamos pidiéndole ayuda. Seguíamos juntos todos, para ese momento ya conocíamos los nombres de todos: Abraham, venía en un coche pequeño con su perro; Vero y Julio que iban a recoger ropa a casa de este último y nosotros dos, todos de aproximadamente la misma edad.
La "doctora" se acercó al coche y vio a la perra, le dijimos que la habían atropellado . Cuando la vio dijo que no la habían atropellado sino mordido... nosotros con cara de ¿es en serio?. Le contamos lo sucedido, aclaramos que estaba en shock y tenía una pata rota. Nos dijo que eso era para cirugía dándonos la tarjeta de una veterinaria barata y buena. Se fue. Todos quedamos en buscar opciones baratas para llevarla, acordamos estar en contacto y cada quien se fue a su casa. Julio y Vero nos dieron $400 para gastos. Nosotros nos quedamos con el dinero en la mano, el perro en la cajuela y mil preguntas en la cabeza.
Ya en casa de Javier, hice varias llamadas y obtuve el teléfono de un veterinario en Coapa al cual contacté y conté un poco la situación. Él me dijo que tenía que buscar atención inmediata para descartar alguna hemorragia interna. María me dijo que hiciera lo que estuviera a mi alcance. Le hablé de nuevo al doctor diciéndole que no podía llevarla a ningún lado por esa noche (11pm), que la llevaría al día siguiente. Entre otras cosas, me dijo que había que sacar una placa ($800), más la consulta, más las medicinas, más la cirugía que seguro necesitaba. FUCK. Por suerte los papás estaban de viaje y no tendríamos que lidiar con darles la noticia del nuevo inquilino sino hasta después.
Me fui a la cama y el perro lloraba, lo último que pensé antes de quedarme dormida fue "¿en qué nos metimos?, no podemos". Soñé con lo que acababa de pasar. A la mañana siguiente desperté y bajé a ver cómo estaba todo. Lo primero que vi fueron manchas enormes de sangre en el suelo, además no estaba donde lo habíamos dejado en la noche. Cuando lo vi, estaba en medio del patio en el suelo con la pata en una posición muy desagradable para mí, pero se movía, respiraba y se movía. Lo regresé a la cama improvisada y tapé de nuevo. No me acuerdo cuando fue que nos dimos cuenta que era perra.
Tomaron radiografías y revisaron, el resultado fue el húmero roto. Había que poner una placa o un clavo. La operación más los gastos postoperatorios daban un flamante resultado de $4200, la otra opción era dormirla. Informamos de esto a todos los demás. Abraham nunca contestó. Julio y Vero nos dijeron que había que hacer cooperacha, nos dieron esperanzas diciéndonos que no iba a ser tan difícil reunir el dinero.
Ha pasado más de un mes y hemos decidido quedarnos a vivir con ella. No quería que esto pasara, o tal vez sí. Hablamos con los papás de Jav y accedieron a cuidarla mientras estemos de viaje. Ellos también se enamoraron ¿quién no? Es hermosa, súper lista y muy agradecida. Pudimos cambiarle la vida y ella nos paga con amor infinito, no necesito más.
Ella es Mora, se llama así porque según un amigo, somos cocineros y debíamos ponerle el nombre de un platillo o algo por el estilo, además pensamos otros 800 nombres y ninguno le quedó. Gracias a todos los que donaron y ayudaron de alguna manera. Gracias por sus buenos deseos. Gracias infinitas por todo.
PD. Felicidades a Julio y Vero por su próxima boda :D