Pues ya llovió desde la última vez que escribí... Creo que ya hasta se me olvidó cómo empezar.
Desde que tengo memoria me han gustado los animales. Sintiendo siempre que los veo, la necesidad de interactuar con ellos de alguna forma. De todos los animales, los gatos siempre fueron mis menos preferidos, es más hasta me caían un poco gordos (debo confesar que llegué a molestar "en mal plan" a uno que otro).
Hace poco esto cambió. íbamos llegando a la casa y escuchamos un gatito que se había subido a una columna, estaba muy pequeño le daba miedo saltar, además que había perros abajo ladrándole como si no hubiera un mañana. Fue entonces que mi madreTeresadeCalcuta mode afloró y quise bajarlo, lo intenté y no lo alcancé. Le dije a mi chico que el gatito estaba asustadísimo, muerto de hambre, mojado, sufriendo y que había que bajarlo. Ok ok, tal vez le eché mucha crema a los tacos.
-¿cómo sabes que está asustadísimo?
-¡¡Se le ve!!
Total que lo bajamos. Lo llevamos a la casa (no adentro, porque entonces nos íbamos a encariñar y ese NO es el punto), le dimos comida y le pusimos una cama improvisada. Se quedó afuerita de la casa. Al día siguiente le pusimos una caja de cartón forrada de plástico (era época de lluvias)como guarida. Pero era tan pequeño que no dejaba de llorar. No sé nada de gatos. No era pequeño así sin pelo, ya tenía pelo. Estaba ojón y la verdad es que me daba "asquito". Tras una lluvia torrencial le dimos paso a la casa, no fuera a ser que lloviera de nuevo como ayer.
-En la noche no, porque hace mucho ruido.
Después podía dormir en la casa. Pasó como una semana. ´Creció tantito y ya no me daba asco.
-No es gatito, es gatita.
- No puedes encariñarte. Nos vamos a ir.
-¿Cómo le ponemos?
Pensé y pensé. La esterilizada es el paso número uno, inminente. Que la adoptara alguien responsable. Que la cuiden y yo regreso por ella si es que no se la pueden quedar. Me acordé mi suegris quería un gato. PUM. Arreglado. Las mamás nos vienen a visitar la siguiente semana. La amábamos ya =).
Resolvimos su adopción, se quedaría con la mamá de mi novio en la ciudad. Me emocionaba tanto que no iba a perderle la pista. Cuando le dijimos a la mamá del novio, lo pensó un poco. Llegó a la casa un día, la vió y se enamoró. No tuvo de otra más que decir que sí.
Ella era Tina, por ella ahora me gustan más los gatos. Los entiendo mejor y quiero uno cuando sea grande.
Un día dejamos Tina afuera, siempre lo hacíamos cuando salíamos. Cuando llegamos estaba en el jardín, sin vida. Los perros de la chica de abajo jugaron con ella. No estaba herida, ni había sangre ni nada, se ve que no lo hicieron para lastimar. No nos explicamos con exactitud qué fue lo que pasó. Pero ahí estaba sin vida, toda llena de tierra. Tomé incrédula su pequeño cuerpo. Era ella, lo sabía, sólo que no podía ser cierto. Sentí dolor. Mucho. Lloré, grité y no fui yo. Yo era mi dolor, era mi alma saliendo a través de gritos y lágrimas.
No me enojé con los perros, la verdad nunca me imagine que algo así podría pasar. La enterramos en la arena, en una playa muy hermosa. "La procesión" fue un tanto tortuosa, de la casa la playa quedaba como a 20 min en bici. Atravesamos el pueblo y con cada gato que se cruzaba en el camino la lloradera se ponía peor.
Ella era Tina, la amé muchísimo y me enseño gato. En noviembre su foto estuvo en la ofrenda junto con Padme a quién tampoco dejo de extrañar cada vez que pienso en ella.
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